A pesar de que cueste admitirlo, la sobreproducción y la contaminación recorren su paso por el mundo de la mano. Todo ello, altamente ligado a la necesidad exacerbada del consumo, lleva a ciclos dañinos de los que es muy difícil salir. Las soluciones a esto parecen estar muy lejos, ¿acaso puede existir una producción limitada, ecológica y sostenible?
Qué es y qué causa la industria de la fast-fashion
La fast-fashion o “moda rápida” consiste en la producción en masa de ropa o productos de consumo con una vida muy corta, ya que se ajustan a los ciclos cada vez más rápidos de tendencias, generando una falsa necesidad en el consumidor.
El problema de este tipo de industria reside en que se generan enormes cantidades de bienes con muy baja calidad, lo que acorta su ciclo de vida considerablemente, y no se hace de manera sostenible, además de tampoco ética en muchas ocasiones. Para cumplir con las exigencias de un mercado tan volátil, se establecen sus fábricas en países con escasa legislación medioambiental y con condiciones laborales muy precarias, vulnerando no solo el respeto a la Tierra, sino también los derechos humanos.
La producción de ropa contribuye a la aceleración del cambio climático, generando por sí sola el 10% de emisiones de CO2 a nivel mundial (1), equivalente a lo que genera en total toda la Unión Europea, además de producir 500.000 toneladas anuales de micro plásticos que acaban en los océanos (1) y estimando que aproximadamente un 73% de la ropa que se produce en un año acaba en vertederos o quemada (lo cual genera niveles de dióxido de carbono aún mayores) (1). Todo esto siendo solamente en su desecho, pues también hay un enorme número de textiles que se fabrican con sustancias nocivas para la salud.
Los problemas del lujo tradicional
Una conclusión a la que cabría llegar es el establecimiento de una forma de operar más limitada y controlada, y en cierto modo sí es parte de la solución, pero el planteamiento de la industria del lujo tradicional tiene todavía a día de hoy muchas trabas.
Al ser más reducida y con una producción menor, es más fácil de sostener a largo plazo, pero sigue teniendo un modus operandi no sostenible y basado en energías no renovables y muchas veces manteniendo su producción con condiciones laborales muy cuestionables para sus trabajadores. También, con esa idea de exclusividad efímera, al finalizar una colección, en vez de hacer liquidación de inventario o reciclar los materiales, se opta por destruir los artículos, muchas veces mediante su quema, para evitar el acceso a ellos de manera generalizada.
El lujo sostenible y David Locco
La clave la tiene un sistema de producción por el que cada vez más empresas apuestan: el lujo ético. Esto consiste en una producción sostenida y sostenible, con materiales reciclados o provenientes de fuentes renovables y éticas, que no explotan la Tierra ni a sus trabajadores. Al ser una manera de obrar más reducida, se garantiza que todas las partes que contribuyen a su desarrollo obtengan los beneficios que les corresponden de manera justa y con buenas condiciones laborales.
En cuanto a los materiales, se generan con una huella de carbono significativamente menor o incluso inexistente, y tras finalizar las colecciones, se reciclan los materiales en nuevas prendas o artículos. A pesar de tener un coste un poco más elevado, es necesario para garantizar la buena vida de los trabajadores, las prendas y la Tierra.
David Locco aporta su grano de arena con la creación de joyas preciosas según la demanda, es decir, sin excesos de inventario, con diamantes creados en laboratorios que garantizan su emisión cero de CO2 y con oro reciclado.
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Fuentes
(1) https://www.greenpeace.org/mexico/blog/9514/fast-fashion/